miércoles, 19 de septiembre de 2012

Festibike 2012


"La previsión del tiempo da máximas de 33º, vamos a pasar calor..." En esas cavilaciones andaba yo sobre las 8:15 de la mañana mientras me tomaba el desayuno y revisaba que tenía toda la equipación lista y no me dejaba nada. A las 8:45 Alvaro aparece puntual con el coche, cargamos las bicis y nos vamos rumbo a Las Rozas. Es el segundo año que haremos la ruta larga del Festibike.

Llegamos a Las Rozas y en el parking hay mucho ambiente de prueba ciclista: gente descargando la máquina por un lado, otros revisando presiones y haciendo ajustes por otro, algunos equipándose, y como no, muchos contando batallitas. Tras una revisión rápida a la bici nos preparamos y a las 9:45 nos ponemos en la línea de salida, bastante atrás. Ya calienta el sol.


Poco después de las 10:00 nos ponemos en marcha, sin prisa, y hacemos los primeros kilómetros de bajada por Las Rozas hasta llegar al paso canadiense que nos mete en la pista. Hay mucha gente, y en un par de dificultades que tiene el terreno ya se monta la retención habitual y hay que pasar andando. Así llegamos al km 5 y comenzamos la subida a Río Chico. Subimos juntos y sin problema, y solo tenemos que poner el pie a tierra en las dos rampas más duras. Hay demasiado tráfico y el terreno está muy roto, y en cuanto alguien se para nos paramos todos los que vamos detrás. Bajamos un poco y llegamos al primer avituallamiento, en el que apenas nos detenemos un momento para reponer líquido y comer algo.


A partir de ahí se baja bastante rápido por pista con algún tramo técnicamente más complicado hasta llegar a Villanueva del Pardillo, y de ahí en adelante es todo llano hasta más alla de Villanueva de la Cañada. En la bajada he soltado a Alvaro, que me sigue unas decenas de metros detrás. Aflojo un poco para volver a juntarnos y hacer los kilómetros de llano. Comentamos que vamos a ir justos de agua porque el próximo avituallamiento está después de subir lo que llaman el Mortirolo y hace bastante calor (recuerdo que en esa subida yo las pasé canutas en Mayo en la Clásica de Valdemorillo). Las pistas están muy secas y vamos de polvo hasta arriba. De fuerzas de momento vamos bien.



Llegamos a las primeras rampas del Mortirolo, que vamos superando sin problemas. Nos apretamos también la rampa muymás dura, en la que hay mucha gente sufriendo y poniendo pié a tierra, y seguimos adelante. No puedo evitar una media sonrisa cuando consigo superar la subida sin los problemas de Mayo. A Alvaro se le hace un poco larga la subida, yo voy bastante bien, aunque hace bastante calor y la cabeza me arde en las rampas más duras. Pienso que cuando llegue al avituallamiento me echaré un vaso de agua por la cabeza para refrescarme (iluso de mi).



Llegamos al avituallamiento y ¡sorpresa! no hay agua y queda muy poca bebida isotónica (que además está del tiempo). Hay cola, nos ponemos a la fila y conseguimos rellenar el bidón, aunque por poco. En pocos minutos se acaba la bebida y empezamos a ver decenas de bikers que llegan secos y no pueden beber. Error imperdonable de organización. Los chavales que están en el avituallamiento solo aciertan a decir que hay que esperar un camión que lo está trayendo. Tras dudar si seguir o esperar decidimos retomar la marcha, que primero tiene unos kilómetros llanos y luego una bajada muy rápida para comenzar a continuación la subida de las cuestecillas.



En la bajada he soltado a Alvaro de nuevo y tras cruzar a pata el arroyo comienzo en solitario la subida, que arranca con unas rampas bastante duras. El rosario de gente sufriendo mucho y acalambrada ya es importante. Yo voy subiendo bastante bien dadas las circunstancias (ya llevo 45 kms encima). Pienso que Alvaro debe venir un poco detrás, aunque no está la cosa para ir mirando. Hace mucho calor y la bebida que llevo, que era del tiempo, ahora es del desierto y no se puede beber. Adelanto a un par de bikers que van comentando que nos quedan 2 km hasta el próximo aviatuallamiento, y hago unos metros con otro biker con el que cruzo algunas palabras "El calor que hace y como nos llevan estos hijos de puta" me dice y tiene toda la razón, vamos secos. Se acaba la subida y comenzamos la bajada. Aqui me pegué el susto del día. Es el mismo tramo de bajada que ya hicimos tras la subida de Río Chico, pero ahora voy solo y rápido, y a punto estoy de caerme en una zanja en la zona más técnica por entrar colado en la curva anterior. Sigo y un poco más adelante hay una chica que se acaba de calzar una buena hostia, con toda la parte derecha ensangrentada y que poco a poco va dando pedales para llegar al avituallamiento.

Por fin llego y aquí sí hay bebida, incluso fria. Paro y espero que llegue Alvaro. Espero y espero y me empiezo a preocupar porque no viene. Hay bikers que llegan a este punto en estado lamentable, completamente acalambrados y casi sin poder bajarse de la bici. Por fin veo a lo lejos a Alvaro, que vien caminando. Algo no va bien, no sé si es rotura de bici o suya. Llega completamente deshidratado y le ha dado un calambre. Alvaro es un tío que necesita beber mucho y se ha hecho la subida en seco. Tras comer, beber y estirar un poco retomamos la marcha, que en su mayor parte ya es favorable hasta la llegada. Alvaro me dice que tire pero le digo que no, que nos queda poco y ya vamos juntos. Los kilómetros pasan rápido pero en otro repecho a Alvaro le da otro calambre, van dos, "mejor que el año pasado que me dieron 5" me dice. Así llegamos al segundo arroyo que hay que cruzar y comenzamos a subir hacia Las Rozas, primero por la pista y luego por la carretera. El tramo último de subida se nos hace largo, pero sabiendo que ya estamos llegando damos todo lo que nos queda y entramos juntos en la llegada, tras haberle echado 5 horas.

Yo llego bastante regular, la parada de media hora en el último avituallamiento me ha sentado fatal. Alvaro en cambio, tras recuperarse, da la sensación de llegar mejor.

Inexplicablemente el agua que hay en la llegada también es del tiempo, y tenemos que sacarnos un Acuarius de una máquina para conseguir algo frío que nos refresque un poco. En general todo el mundo llega bastante mosqueado con el tema de la organización.

Tras comer algo dejamos las bicis en el coche y nos dirigimos a la puerta de la feria para dar una vuelta y ponernos los dientes largos (este año no había acceso directo desde la llegada). Nos quedamos con dos palmos de narices cuando un segurata en la puerta nos dice que ya está cerrado y que no se puede entrar. El remate, si ya teníamos mosqueo con la organización ahora ya es el colmo. Nos vamos de allí con la esperanza de que el año próximo sea mejor, y con las miras puestas en la Ruta Imperial.

67 kilómetros nos salieron en el track, con 1.400 metros de desnivel acumulado.

Como siempre aquí os dejamos el link a la ruta: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3371203

Y el perfil.


PD. Nuestro amigo Alvaro nos debe un post, que tuvo la suerte de ser seleccionado para hacer la KDD FIAT MTB4Estaciones y Demo Lynx en la ruta corta. Él mejor que nadie podrá contar las ventajas que aporta una doble, pudo compararla con su rígida en el mismo terreno.





martes, 18 de septiembre de 2012

El infierno navarro

El pasado mes de agosto y visto lo bien que resultó la experiencia el año anterior Alvaro y yo repetimos el plan de casa rural, familia y bici. Si el año pasado elegimos Asturias este año nos decantamos por una casa rural en Navarra, concretamente en el valle del Baztan. El entorno se presentaba estupendo para la práctica del mtb, y así pudimos corroborarlo en las dos salidas que hicimos por allí.

En la primera de ellas decidimos salir montados desde la casa rural, ir al parque nacional del señorío de Bertiz y volver, siguiendo una ruta que habíamos visto en wikiloc (hay un paisano llamado Joseba que tiene publicadas un montón de rutas por la zona; por cierto, que debe ser un máquina como Indurain visto como lo hemos pasado nosotros).

La casa estaba a las afueras de Ziga, en la ladera de una montaña a unos 500 metros de altura, con una vista espectacular del valle. Salimos no muy temprano y lo primero que tenemos es una bajada que en apenas 500 metros de recorrido nos desciende 100 de altura hasta la carretera (nos está mal, un 20% de desnivel que luego habría que subir en el regreso), y ahí tomamos el desvío hacia Ziga, por un pequeño tramo de carretera con suave descenso. Dejamos Ziga por una pista y tras unos kilómetros llanos comenzamos a subir hasta coronar un cerro a unos 400 metros y ahí tenemos otra bonita bajada hasta los pueblos de Oronoz y Mugiri, donde se encuentra la entrada al parque natural tras cruzar el río Baztan.

En el parque preguntamos en la caseta de información y nos comentan que podemos entrar y seguir el camino marcado como senda ciclista. El paraje es espectacular. Vamos por una pista muy facil y llana al lado de un pequeño arroyo y metidos en un bosque en el que casi no entra el sol. Se nos pasan los kilómetros enseguida y comenzamos una subida que nos lleva sin parar desde 200 metros hasta los 700. El arroyo se pierde, el bosque se abre y comenzamos a pasar mucho calor. Tenemos que hacer un descansito a la mitad porque las piernas no nos dan más. Hay mucha humedad y hacía tiempo que no sudaba tanto. Tras descansar un rato seguimos hasta la salida del parque (hay que saltar la valla) y tras descansar allí otro rato cogemos justo de frente hasta la verja de la finca de un paisano. Entramos en la finca y al coger el sendero a la izquierda que nos indicaba el GPS tenemos el momento friki del día: Alvaro iba primero y aparece a todo correr un cochino del tamaño de una locomotora de tren. Mira que iba cansado el jodio, pero jamás vi a un tío saltar una valla con una bici a cuestas tan deprisa. Después de echarnos unas risas buscamos un camino alternativo y seguimos la ruta por un sendero que apenas se ve entre plantas que nos llegan hasta el manillar. Así vamos bordeando la montaña y aparecemos enfrente de nuestra casa justo al otro lado del valle. La vista en ese punto es fenomenal, y parece que lo peor de la ruta ya ha terminado. Llevamos unos 20 kms en las piernas.


A partir de ese punto el terreno es claramente de bajada por pista hasta el valle. En un periquete bajamos casi hasta los 400 metros y ahí Alvaro se para. Al parecer nos hemos pasado y nos teníamos que haber desviado antes. Retrocedemos y cogemos un sendero de subida que nos mete en un cerro lleno de plantas que de nuevo casi no nos dejan ver el camino. El sendero nos lleva hasta los 550 metros y a partir de ahí volvemos a bajar por pista. Aunque llevamos el GPS andamos un poco perdidos y nos equivocamos varias veces de camino. Vamos con muchas dudas, el tema se nos hace eterno, pero tras la bajada llegamos por fin hasta los pueblos de Mardea y Arraioz y cruzamos de nuevo el río Baztan.

Pensamos que ya nos queda poco para Ziga pero aun tenemos un camino por delante con unas cuantas subidas, y ya casi sin agua. Volvemos a perdernos y en esta situación aparece una mujer por un sendero, como de la nada. Le preguntamos por donde se va a Ziga y casi ni nos entiende. A la segunda intentona ya nos dice en un castellano con acento raro que sigamos el camino, que subamos una cuesta y luego a la izquierda al llegar a una vaquería. Le hacemos caso y en la subida, que hacemos andando, casi nos da algo. Mi reloj marca 36º en la muñeca. Apuramos el poco agua que nos queda, descansamos un buen rato y nos ponemos de nuevo en marcha, con el terreno siempre subiendo.

Cuando nos acercamos por fin a Ziga empezamos a pensar en el 20% de desnivel que nos espera para llegar hasta la casa. Es entonces cuando Alvaro, que ya va KO, comenta que llama a su mujer para que nos lleve de vuelta. Su cuerpo ya no aguanta, yo no le he visto tan cansado nunca. Yo acepto la propuesta de inmediato, y a la salida de Ziga nos paramos y esperamos a que Ana nos transporte en el coche para hacer los últimos 500 metros de vuelta a casa.

Total, 35 km en cuatro horas y con 1.400 metros de desnivel acumulado.

Aquí os dejo el link de la ruta: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3298610

Y el perfil, no está mal.