El pasado
fin de semana viajamos con la familia y amigos a una casa rural en el corazón
de los montes de Toledo. Ha sido un fin de semana divertidísimo y como no podía
ser de otra manera, la mañana del domingo la aprovechamos para hacernos kiko y
yo una ruta por el parque nacional de Cabañeros.
En los días
previos kiko configuró una ruta por medio de wikiloc y Google maps que tenia
una pinta estupenda y a eso de las 8:45 partíamos de la casa rural situada en
el paraje de las Becerras. Se nos pegaron un poco las sabanas pero es que el Gin-tonic y madrugar no se llevan muy bien.
Salimos sin
ningún tipo de cobertura en el móvil, por lo que ya íbamos con la duda de si
nos perderíamos por el camino (como así sería). La ruta comienza bajando hasta el
río donde hay un restaurante y una zona de acampada, a partir de aquí es
necesario seguir la ruta de senderismo del chorro y Rocigalgo, viene muy bien indicado por
lo que no tiene perdida, La ruta llega hasta la caseta de los guardas, donde
abandonaremos el camino girando a la izquierda buscando el puente que atraviesa
el segundo río del día. Hasta tres ríos diferentes pasaremos durante la jornada que todos ellos conformaran más abajo el rio Pusa,
esto os puede dar una idea de la sinuosidad del terreno, tocando tres valles
diferentes con sus respectivas montañas. Pedaleamos por una pista ancha como
casi toda la jornada hasta la primera gran subida del día, se empieza a subir
paralelo al río una especie de puerto de montaña bastante bonito, aquí pudimos
ver a un ciervo tirarse por un cortado impresionante tras el susto de vernos en
el camino. Ya en el track que había preparado kiko vimos un tramo con un
desnivel tremendo pero cuando llegamos a la cuesta, observamos que no solo era
una rampa impresionante sino que el firme parecía que lo acababa de destrozar
una escavadora. Con esas piedras y esa rampa no solo no podríamos subir sino
que nos iba a costar incluso empujar la bici durante los 300 metros. Así que
tiramos de GPS que por esta zona si funcionaba e improvisamos, había que rodear
la montaña, seguir paralelos a la presa y entrar en el valle por la parte de atrás
como si viniéramos del pueblo de Los Navalucillos. Eran más kilómetros pero esperábamos
que nos quitaran esfuerzo.
Tras pasar
un susto con los perros de un pastor que hicieron el amago de arrancarse detrás
de nosotros, llegamos a un nuevo giro en el camino dejando la dirección al
pueblo para dirigirnos a la sierra de las Particiones. Seguimos el camino con
dudas, ya que en algún tramo ponía que nos encontrábamos en fincas privadas. Empezamos
un nuevo ascenso, el de la cuesta que antes evitamos pero por el otro lado de
la montaña y cuando llegamos arriba comprobamos con el GPS si ibamos bien,
tuvimos que rectificar y volver unos metros para atrás, después de un buen
calentón de piernas en subidas y bajadas llegamos a un punto donde de repente
el camino se corta. Una cosa muy extraña, ya que el camino parecía transitado y
de repente un jaral espesísimo delante. El track marca que es por aquí y que el
camino sigue. Decidimos tomar algo de comer, y nos ponemos a buscar el camino
fantasma y efectivamente tras saltar una valla de nuestra altura y marcarnos las
piernas con las jaras vemos el camino.
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| Kiko buscando el camino |
De nuevo un
tramo de sube y baja bastante machacante nos hace cruzar el tercer riachuelo de
la jornada hasta que llegamos a una gran pista que parece atravesar toda la
sierra de lado a lado. Llegamos a una zona recreativa y tomamos dirección
Collado del Pos. Se ve desde abajo una gran subida pero además vemos un letrero
del parque en el que pone que en 2,5
km pasamos de 650 a 1200 metros de altitud.
La subida se hace por pista ancha y el firme salvo rocas sueltas esta bastante
bien. Es una subida muy continuada que se hace interminable. Tiene varias
revueltas y en cada una de ellas te haces la ilusión de que es la última y no
es así, lo mejor, fijar la vista en la rueda de delante y nunca levantar la
cabeza para no desmoralizarte. Al llegar al collado observamos la sierra desde las
alturas, impresiona ver Gredos desde aquí, parece una muralla en medio de la
meseta con el Almanzor al fondo como torre de vigilancia, también vemos el
techo de Toledo, es el Rocigalgo que está muy cerca, pero nosotros ya tenemos
que buscar la vuelta a casa.
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| Vista desde el Collado del Pos |
Cuando nos ponemos en marcha nos llevamos la
agradable sorpresa de que todavía tendremos que subir cerca de un kilómetro más.
El terreno es muy agresivo, es una mezcla de paisaje de Lanzarote y la Luna,
todo lleno de roca suelta y los árboles y jaras saliendo de entre ellos, apenas
hay tierra, se parece al paisaje del famoso puerto del Tour de Francia, el Mont Ventoux.
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| kiko en Lanzarote |
Lo cierto es que no estamos tan altos como la cima francesa, 1200 metros, la altura en la que me he criado en Ávila, pero aquí parece que lo arrasó todo un Volcán,
la verdad que el viento es muy fuerte, bajando me echaba de una curva, esta debe
ser la explicación.
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Fer en el Teide
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La bajada
es muy rápida y de varios kilómetros para descansar, es pista ancha de la que solo hay que tener precaución
en algunas curvas de 180 grados. Llegamos de nuevo al puente del principio de
la jornada, vemos por segunda vez a un ciervo, mucho más grande que el anterior
y nos encontramos con un grupo grande de ciclistas, los únicos que vimos en
toda la ruta. Cuando circulamos de nuevo por el camino de las becerras ya
estamos un poco cansados, yo voy sin agua y kiko tiene mucho hambre (pensaba en
el pulpo que nos iba a preparar Jorge), se toma un gel pero ya no le va a hacer
efecto, nos encontramos con la familia y amigos en la zona de acampada del rio, nos
animan para la ultima subida a la casa, al llegar, los niños y Álvaro nos
reciben con vítores y coñas de nuestro compañero lesionado. Fin de los 42 km de ruta.
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Vista del camino de las Becerras al fondo
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