jueves, 12 de abril de 2012

Avila-Cabañas-Avila

El pasado sábado 7 de abril nos desplazamos a la ciudad amurallada para realizar una ruta por esa tierra de ciclistas. La jornada comenzó con un viaje en coche en el que nos encontramos con una nevada considerable, llegando a Ávila con las placas de matricula cubiertas de hielo. El panorama no era nada halagüeño para tener una jornada agradable montando en bici pero nuestras ganas y el compromiso adquirido nos hicieron abrigarnos y emprender la marcha.
Salimos de la ciudad por la parte nueva en dirección sur, con el objetivo de llegar lo más rápidamente posible al "soto", un pequeño bosque de fresnos a la orilla del río Adaja. El paseo por el soto es muy agradable con la típica vereda a pie de río y con bastante vegetación.

Para atravesar el valle ambles fue necesario tomar un rato de carretera que se hizo durísimo, a pesar de ser completamente llano cogimos un aire en contra brutal y con un frío que empezaba a menguar nuestras fuerzas. Tras tomar una pista con alguna sorpresa en forma de perro perseguidor de bicis llegamos a la Aldea del Rey Niño, pueblo que se encuentra al pie de la falda de la montaña que teníamos que subir para coronar en Cabañas.
Nada más salir del pueblo nos encontramos con una primera rampa con un barro tremendo en la que se hizo muy difícil mantener el equilibrio, tras un pequeño descanso de unos metros, aunque subiendo y ya con las ruedas como donetes, afrontamos la primera rampa dura de verdad, mi sensación es que sin tanta piedra levantada por las motos y sin tanto barro, alguno de nosotros la hubiera podido subir pero estaba claro que ese no era el día, primer pie a tierra y para arriba.
Tras unos 50 metros aparece la subida más dura de toda la ascensión, sin duda un “imposible”, piedras, barro y un porcentaje brutal.
Tras estas dos subidas la moral se cae un poco porque ves lo que queda de ascensión y piensas que ya has puesto dos veces pie a tierra en apenas 1 kilómetro. Todo lo contrario, cogimos fuerzas, pusimos la “marcheta” y para arriba, a estas altura ya ni se notaba el frío, unos 2º grados pero con una sensación térmica de mucho menos por el aire que hacia.
Tras un periodo subiendo por prados verdes y más asequibles, afrontamos la última subida al pueblo. Es una subida directa, es decir, apenas hay curvas para suavizar el desnivel, la ventaja que tiene es que el firme esta muy bien, es un camino amplio donde ya no se necesita técnica, únicamente es subir a base de fuerza y empeño. Así lo hicimos aunque hay que reconocer que llegamos boqueando del esfuerzo acumulado.
Ya en el pueblo, reponemos fuerzas en la fuente, unas barritas y un poquito de fruta. Charlamos con otro ciclista valiente de la zona y decididos a tirarnos para abajo.
La bajada es estupenda, combina un poco de todo, es muy rápida y alterna partes técnicas y otras de dejarse llevar. El firme estaba fenomenal menos en las zonas técnicas de piedras, la arena mojada que resultaba un poco pesada para subir para bajar te hacia tener un agarre estupendo. Es una lastima que con todo lo que uno sufre para subir, la bajada se haga tan corta.
Rodando por el valle y tras la bajada apareció de nuevo el dichoso viento y a estas alturas se te congelaban hasta los huesos. Llegar de nuevo al soto fue un alivio porque ya en el bosquecillo de fresnos se estaba más resguardado.
La entrada en Ávila la hicimos a lo grande. Entramos como lo hacen los ciclistas profesionales, subimos por la ronda de la muralla adoquinada. Al pie de la ronda vimos el monumento que la ciudad brinda a sus ciclistas y a partir de ahí comienza la subida de adoquines.

Tengo que aclarar que al tratarse de sábado santo y ante la cantidad de coches de turistas que había no pudimos subir por el adoquín y lo hicimos por la acera. Es una subida más emblemática que dura, lo que si se nota es que tras una etapa de vuelta a España de 200 Km. si alguien ataca ahí es ganador de la etapa porque ese adoquín pesa mucho en las piernas.

Tras la llegada a Ávila, duchita (para alguno fría) y a juntarnos con nuestras familias para tomarnos unas judías del barco, patatas revolconas y la famosa ternera.
Distancia: 30km aprox.
Clima: muy frío y con viento.
Valoración: media (la subida es difícil pero son 4 km aproximadamente)
Incidencias: Pequeña caída en la bajada de cabañas sin consecuencias.
Participantes: Kiko, Alvaro, Fer.
Próximamente colgaremos el video de la ruta.


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